Alemania, Internacional, Viaja

Tu primera visita a Heidelberg

Ich hab’ mein Herz in Heidelberg verloren es una canción alemana de los años 20 y estoy segura de que cuando vengas a esta ciudad la acabarás canturreando porque obviamente tú también acabarás perdiendo el corazón en Heidelberg.

En este post te cuento los imprescindibles en tu primera visita a Heidelberg (recordemos que querrás repetir) añadiéndole algo de perspectiva local como heidelberguiense adoptada que soy.

¿Dónde está Heidelberg?

Está situada en el suroeste de Alemania, en el Bundesland de Baden-Württemberg. El aeropuerto más cómodo para llegar es el de Frankfurt Internacional (80 km), porque hay trenes regionales, de alta velocidad, y shuttle que te llevan directamente a Heidelberg.

Es una ciudad completamente pateable: su casco histórico se extiende a lo largo del río Neckar, y está enmarcada por la colina de Königstuhl y la montaña Heiligenberg.

Por la temperatura no te preocupes: tiene un clima bastante parecido a España, y con sus cuatro estaciones bien definidas para que disfrutes mucho mucho.

¿Qué hacer en Heidelberg?

1. Perderte por el Altstadt

Lo primero que vas a hacer es, según donde esté el hotel, recorrer el centro. Piensa en una espina de pescado donde la parte central es la calle comercial peatonal más larga de europa, de la cual salen callejuelas con tiendecitas muy cuquis. El centro no se puede extender a lo ancho porque está delimitado por el río y por la colina.

Hauptstrasse

Así que da igual desde dónde salgas, desde Bismarckplatz o desde Karlstor, te toca pasear por la Hauptstraße e ir callejeando para empaparte del ambiente y sobre todo admirar la arquitectura, ¿sabías que Heidelberg salió ilesa de la Segunda Guerra Mundial?

Párate a ver la Universidad (la más antigua de Alemania) y visitar la cárcel de estudiantes, no se tarda mucho tiempo y es curioso.

Echa unas fotos del Hotel zum Ritter St.Georg en la Marktplatz porque es el edificio más antiguo de Heidelberg, con su piedra roja tan característica.

Heiliggeistkirche a la izda y Hotel zum Ritter al fondo

De esta piedra rojiza tienes la Heiliggeistkirche, no es una catedral sino una iglesia, y una vez que entramos nos contaron cómo desde el s.XVIII al s.XX, el interior estaba separado por un muro, ya que el coro era católico y el resto era protestante (a día de hoy es protestante).

Tómate un descanso en una de las terrazas de la Markplatz de cara al ayuntamiento. Es un buen momento para que sueltes tu alemásn más patrio y te pidas una Heidelberger, que es la pilsen de aquí.

De aquí puedes ir hasta las plazas de Kornmarkt y Karlsplatz para tener una vista mu bonica del castillo (y si quieres, cógete algún dulzor típico en el Café Gundel, uno de los míticos).

Ahora te recomiendo que vayas a ver al mono. Sí, hay un mono. Está custodiando el Alte Brücke, y la tradición dice que tienes que meter la cabeza dentro. Lleva un espejo que sirve como recordatorio de que no se debe juzgar al prójimo porque al final tú eres igual de mono que los demás. Si tocas el espejo, te harás rico, y si tocas los ratones (o los dedos?) volverás a Heidelberg. Conclusión: tocarle todo al mono.

¿ves el mono a la izda?

Ya que estás, recórrete el puente viejo de arriba a abajo. No dejes de pasar la oportunidad de hacer fotos a diestro y siniestro, sobre todo al castillo (al que subiréis más adelante), o a la montaña de enfrente (a la que también subiréis).

En vuestro camino de vuelta, os recomiendo pasar por el Marstall, edificio de la edad media que servía como arsenal para las armas y refugio para los caballos, y ahora es el restaurante universitario.

2. Subir al Castillo (y más allá)

Sí, el castillo es muy bonico desde abajo, pero está mejor echarle el ojo desde cerca. No os podéis ir de Heidelberg sin subir! Y es que sus ruinas se aprecian mejor de cerca (¿cómo si no ibas a ver de cerca un torreón que se ha caído y se ha quedado tal cual?).

Hay dos maneras: andando, o en funicular (bergbahn). Yo recomiendo ir andando si estás más o menos en forma, porque el funicular suele ir lleno y hay que esperar. Andando es una cuesta o escaleras un tanto empinadas y con esto harás el deporte del día. Si vas por la cuesta creo que llegas al patio del castillo y entonces te toca pagar 6 euros por pasar, mientras que las escaleras te llevan hasta el parque que hay alrededor y es gratis (entra por la calle Friesenberg).

La ventaja del funicular es que puedes ir hasta arriba de la colina, el Köningstuhl, y tienes unas vistas impresionantes (y además el tramo final lo haces en un funicular muy antiguo y tiene su aquel). El precio de todo el tramo + visita al castillo y museo de la farmacia cuesta 14 euros ida y vuelta, pero también puedes coger el funicular solo hasta el castillo con su correspondiente visita y te costaría 9 euros. Información detallada de las tarifas aquí.

Vistas desde el Königstuhl

Tómate tu tiempo paseando por el castillo y alreadedores, haciendo fotos panorámicas, y si te apetece puedes cogerte una bratwurst y comértela disfrutando del paisaje.

Vista desde los jardines del castillo

3. Reflexionar en el Camino de los Filósofos

En Heidelberg hay mucha montaña que explorar, y si te gusta pasar tiempo en la naturaleza, este plan te va: el camino de los filósofos es un sendero que recorre la ladera del Heiligenberg y desde el cual se ve tooooda la ciudad. Si te animas, empieza en Schlangenweg, justo en frente del puente viejo.

Se llama así porque los estudiantes (que debían estudiar filosofía antes de comenzar sus estudios) lo recorrían de arriba a abajo mientras iban pensando en sus cosas.

Vista desde el Philosophensweg

Hay muchas especies de plantas exóticas por ahí que se conservan muy bien gracias al clima característico de Heidelberg, y entre estas hay mucho banquito para que te sientes y te relajes.

4. Subir al Heiligenberg (andando)

Si te has quedado con ganas de más naturaleza, ¿por qué no subir hasta la cima de esta montaña? En una hora y media aprox. llegarás al Thingstätte, un anfiteatro que los nazis mandaron construir para actos de propaganda, ya que la zona era un lugar de culto germánico. Muchos estudiantes de la ciudad ayudaron al transporte de las piedras, y al final no se llegó a usar mucho.

Si no puedes ir andando, ve en coche. Pero no te lo pierdas porque impresiona bastante.

Vista desde el Heiligenberg

5. Comerte un buen Schnitzel

Este no es un post gastronómico (de esos caerán unos cuantos), así que si te tuviese que dar un consejo para una comida, sería este: no te vayas sin probar el Schnitzel. Es un filete empanado que puede ser de ternera o de cerdo, bastante grande, y ya. Pero está muy bueno.

Yo te recomiendo que vayas al Schnitzelhaus Alte Münz. Es un sitio en el centro muy muy pequeño, así que tendrás que reservar para por la tarde, por el día nunca he tenido problema. Y solo tienen schnitzels, pero no será fácil decidirte porque la carta tiene…100! Te viene con una ensalada (antes de que llegue el plato, esto es muy típico de estos lares) y un buen bowl de patatas fritas. Puedes coger media ración, o pedir el filete de pollo en vez de cerdo.

Guten Appetit!

6. Descansar en el Neckar

El Schnitzel es pesado, así que nada mejor que ir paseando por la orilla del Neckar hasta llegar a la Neckarwiese, que es una pradera ideal para que te tumbes a contemplar la ciudad, los patos, la gente, lo que quieras.

Si quieres ver cómo los locales se divierten en cuanto hace un poco de calor, ese es tu sitio. Probablemente descubras juegos nuevos, maneras distintas de hacer picnics, y cómo los alemanes hacen sus barbacoas.

Lo dicho, no te lo puedes perder.

De todas formas, yo seguiré contando cositas de Heidelberg, así que no te preocupes si has dejado algo por hacer. Habrás tocado al mono, así que espero verte por aquí pronto 🙂

Lau.

11 comentarios en “Tu primera visita a Heidelberg”

  1. Heidelberg, es una ciudad con encanto. Yo he tocado al mono y pienso regresar, además he perdido parte de mi corazón allí. Espero volver pronto. Gracias por por vuestros relatos tan amenos y divertidos.

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  2. Heidelberg es una pequeña ciudad, pero es preciosa.
    El mimo con que lucen los escaparates de sus tiendas en cualquier época del año , el encanto de sus calles, sus gentes y todo su entorno te enamora.
    Me han encantado las alternativas descritas, no podría haber un plan mejor para la primera visita, pero no os confundáis…….., no vale con dos días.
    Por cierto, doy fe del poder del Mono. Y desde luego volveré.
    Me ha gustado mucho, gracias por compartirlo.

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  3. Yo me enamore de la ciudad ,
    Y fuimos una segunda vez ,pues la verdad es que siempre me sorprende alguna cosa 😁 mi objetivo para el próximo viajé, sera probar la autentica comida alemana , pues prefiero la comida casera , y no la del turista ,gracias Laura por tu dedicación 💖

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